Son destacables sus hermosos miradores, desde donde podemos contemplar las amplias llanuras de la Mancha, expresando múltipes emociones con sus diversos colores traídos con cada estación del año.
Existen también varias siguientes rutas de senderismo por la naturaleza.
Mirador del Calvario
Donde podemos contemplar uno de los atardeceres más bonitos de la Mancha
Una fortificación estructurada como una alcazaba. Se encuentra ubicado al oeste del núcleo de la población. Carece de foso, innecesario debido a la fuerte pendiente del promontorio troncocónico en que se halla enclavada. Tiene planta poligonal ovalada y sus ejes miden 32×22 m. Consta de tres niveles: un basamento asentado sobre los encrespados crestones rocosos de la cima, un cuerpo único de mampostería-sillarejo, el parapeto y las almenas, en buena medida derruidos. Asimismo, se conserva principalmente la puerta principal y el camino de acceso que está cubierto. Este camino protegido hacía las veces de barbacana con el muro exterior, al que bordeaba un amplio tramo. La puerta es una espléndida obra de cantería, siendo aún reconocibles varias marcas del cantero (T,X,V,N,…). En su parte posterior sobresale un arco apuntado. Sobre esta portada pasa la escalera de acceso al adarve. Debió de existir otra entrada al inicio del mencionado camino, pero ha desaparecido, al igual que las dependencias interiores de esta fortaleza. La superficie del espacio interno es de unos 600 m2, con un perímetro de 900 m. Únicamente cabe suponer que el suelo original estaba a un nivel más bajo que el actual, pues las saeteras se encuentran a ras de suelo. Dichas saeteras de sillares verticales que se distinguen del resto de la construcción por estar tallados en bloques de piedra de tonalidad más clara que los mampuestos dorado-rojizos con que se edificó este importante asentamiento militar. Dentro del castillo se han descubierto adobes, un pavimento de ladrillo (en el punto de unión entre la barbacana y la cortina principal) y abundantes restos cerámicos.
Ésta villa fue reconquistada en 1180 por Alfonso VII el Emperador, pasando a formar parte del patrimonio real en un primer momento, hasta que Fernando II la donó a la Orden del Monte Gaudeo de Jerusalén. Después de la batalla de Alarcos (1195) fue brevemente reconquistada por los árabes. A raíz de la victoria de las Navas de Tolosa (1212) fue tomada por el bando cristiano en 1214 y entregada por Alfonso VIII a la Orden de Santiago para su repoblación, que no pudo gestionar directamente esta amplía demarcación hasta bien avanzado del s.XII, pues seguía implicada en el enfrentamiento bélico contra los musulmanes.
La fortaleza, con sus dominios, fue cedida de forma vitalicia a un noble a fin a la Orden Jacobea, el conde Álvaro Núñez de Lara, durante el reinado de Enrique I, quien sancionó dicha donación en 1215 y estableció en 1217 unos extensos límites territoriales para este Señorío. Diversos privilegios concedidos al término de Alhambra lo engrandecieron, aumentando notablemente su población, con gentes que afluyeron desde las tierras del Norte. El Concejo adquirió entonces gran relevancia y riqueza, convirtiéndose en la segunda de las tres cabeceras del Campo de Montiel. Los cronistas de la época refieren que ponía cien lanzas (caballeros) a disposición del Maestre de Santiago para luchar contra el bando musulmán y su castillo jugó un importante papel de control militar. Al caer el conde de Lara en desgracia tras la premura muerte del rey, le fueron confiscadas sus propiedades. El Concejo de Alcaraz reclamó Alhambra, entre otros lugares, pero Fernando III resolvió entregarla a la jurisdicción de los caballeros santiaguista en 1243. La Orden reconstruyó el Castillo, levantando posiblemente una torre del homenaje y acondicionándolo para convertirlo en residencia del Comendador y sus representantes.
Mirador de la Gorgotija
Con unas vistas privilegiadas de la ladera sur del pueblo con el Castillo Omeya al fondo
Construido sobre un imponente afloramiento rocoso de caliza amarilla. Fue objeto de una remodelación, creándose un precioso espacio más acorde a la estética del casco urbano. Lo rodea un bajo muro realizado en piedra pizarra. El suelo fue empedrado con guijarros de cuarcita haciendo cuadros con losetas de piedra de Valdepeñas.
Se encuentra enclavado sobre una gran formación rocosa al final de la calle de su mismo nombre (C/ Gorgotija cruce con C/ Beato Juan de Ávila), y tiene unas excelentes vistas al sur, este y oeste.
Desde aquí se tienen unas vistas privilegiadas de la ladera sur del pueblo con el Castillo Omeya al fondo. También se puede contemplar la Necrópolis Visigoda de tumbas excavadas en la roca y la Cueva la Cancana, en la cual se pueden apreciar grabados de la Edad del Bronce.
Al horizonte se puede divisar Villanueva de los Infantes y Alcubillas. También a unos dos kilómetros, se divisa el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, patrona de Alhambra que se encuentra junto al merendero de la Casa de Melilla y la importante cantera de piedra da afilar utilizada desde el imperio romano hasta hace pocos años.
También divisamos el camino de Infantes, antiguo trazado de una calzada romana que nos lleva hasta un puente romano sobre el río Azuer, y al interesante paraje natural llamado “ Huelma”, en el que trascurre el cauce del rio Cañamares, con sus fascinantes cuevas de la Edad del Bronce.
Mirador del Castillo
Donde podremos contemplar unos amaneceres espectaculares, con el sol saliendo por los montes de la Lagunilla
Situado al poniente del cerro de Alhambra. Si seguimos recto toda la calle del Castillo nos llevara a este mirador, es el final de la vía.
Situado justo al contrario del mirador del Calvario, desde aquí podremos contemplar unos amaneceres espectaculares. El sol sale justo por los montes de la Lagunilla, un paraje de gran belleza, donde nace el arroyo de Alhambra, pasando su cauce el norte de la población y desembocando en el río Azuer a la altura del pantano de Vallehermoso.
También podemos observar el barrio de San Antón ubicado en la parte baja, nombre que recibe por la ubicación de la ermita del mismo nombre cuyo origen se remonta al siglo XV, hoy en estado de ruina.
Y cómo no, una vista imponente del Castillo Omeya, construido hacia el siglo X por los árabes y reformado y acondicionado posiblemente posteriormente por Don Alvaro Núñez de Lara.
Mirador del Novio de la Manzana
Con una preciosa leyenda que le da su nombre
Terminado recientemente, ubicado al final de la calle Navarra.
Llamado así por la preciosa leyenda del Novio de la Manzana.
Las vistas son las mismas que las que se tienen desde el mirador del Castillo.
Alhambra al tener un vasto y extenso término municipal se pueden desarrollar interesantes rutas de senderismo para así conocer algunos parajes de gran belleza.
La Lagunilla
Una senda nos adentrará por una vaguada hasta el nacimiento del arroyo de Alhambra
Paraje ubicado a tres km. del pueblo.
Una pista lleva hasta el lugar. Es una zona montuosa.
Una senda nos adentrará por una vaguada hasta el nacimiento del arroyo de Alhambra. Podremos ver especies arbóreas de gran interés como es la sabina, la encina, y una curiosa colonia de ailantos.
En época de intensas lluvias, todo este paraje se inunda formando unas preciosas tablas lagunares, en las cuales, las aves migratorias eligen como guarida para anidar.

Las Cuevas de Huelma
Parece un pequeño oasis escondido entre el secarral de la estepa ibérica
Distancia 8 km.
Un recorrido de dificultad baja, sin apenas elevaciones del terreno, cruzaremos por el arroyo de la Masegosa.
Durante la ruta y dependiendo de la estación, podremos ver colonias de sisones, la cuales anidan en zonas amplias despejadas protegidas por la ZEPA de aves esteparias.
Una vez llegado al paraje de las Cuevas de Huelma, la ruta discurre por un desfiladero natural de roca caliza, horadado por el curso del río Cañamares. Se conserva un molino hidráulico, así como el caz por donde se desviaba el curso del río para generar la energía del movimiento de las piedras de moler. Es sin duda uno de los parajes más bonitos, ya que debido a su vegetación, parece un pequeño oasis escondido entre el secarral de la estepa ibérica. Solo hay una cueva accesible.
Desde aquí también se puede visitar los restos de un puente histórico, sobre el río Azuer, apenas 1 km. Restaurado y musealizado.
Aguas arriba se pueden las ruinas de otro molino hidráulico.
GR-164, Cañada Real de los Serranos
Dividida en los siguientes tramos
Tramo 1: Ermita de San Isidro (Socuéllamos) – Km. 141,8 de la carretera CM400.
Tramo 2: Km. 141,8 de la carretera CM400 – Ruidera.
Tramo 3: Ruidera – Alhambra.
Tramo 4: Alhambra – Pozo de la Serna.
Tramo 5: Pozo de la Serna – Km. 7,6 de la carretera CRP610.
Tramo 6: Km. 7,6 de la carretera CRP610 – Sierra del Cambrón (Castellar de Santiago).
Sierra de Alhambra
El vértice geodésico, donde toma la máxima altitud esta sierra, es de 1.087 metros
Distancia: 16 km.
Dificultad: Baja, al inicio de la ruta, y media-alta, en el ascenso a las cumbres.
La dificultad que ofrece esta ruta es cuando, tras andar unos kilómetros por la llanura de la vega, sin apenas oscilaciones, llegamos a las faldas de la sierra. El acceso lo haremos desde el primer carril o cortafuego que discurre por la ladera norte. El ascenso se hace duro, debido al fuerte desnivel y al terreno pedregoso. Pero sin duda, que durante su ascenso podremos ir teniendo unas vistas privilegiadas. La vegetación se hace densa, destacando las colonias de madroños que se crían en esta zona de umbría. Una vez arriba, podremos acceder hasta el vértice geodésico, que es donde toma la máxima altitud esta sierra, 1.087 metros.
La Calera y el Lobillo
Destaca el cerro Bilanero, importante yacimiento arqueológico del Bronce manchego
Distancia: Ida y vuelta 23 km
Dificultad: Baja.
La ruta discurre por el carreterín asfaltado, dirección norte. Cruzaremos el arroyo de Alhambra, a nuestra derecha dejaremos los lavaderos, y frente a ellos podremos ver en la cuneta, los restos visibles de la calzada romana que por aquí discurre. Conforme vayamos avanzando, a nuestra derecha, destaca el cerro Bilanero, importante yacimiento arqueológico del Bronce manchego. Llegamos hasta La Calera, que actualmente se ha quedado como casas de segunda residencia los fines de semana y en vacaciones. Continuamos por el carreterín que nos sale hacia la derecha, dirección El Lobillo, importante finca. Subimos una pequeña loma hasta el Lobillo viejo, donde se conservan algunas calles y casas de lo que pudo llegar a ser una pequeña aldea. Por aquí pasa el límite del término municipal, lindando con el de Argamasilla de Alba.
Alhambra se asienta en un cerro milenario amesetado que se asoma a la planicie convertido en un mirador natural, con unos privilegios paisajísticos de autentica belleza que se pueden contemplar desde sus múltiples rincones preparados a tal efecto, desde los que divisar las más hermosas vistas y la inmensidad del Campo de Montiel, con el color rojizo de la tierra. Además de los miradores se recomienda la visita al Museo Arqueológico, donde se exponen numerosos de sus restos arqueológicos, el Museo Etnográfico, la Necrópolis Rupestre de las Eras de la época tardo-Romana a la Visigoda, la Iglesia de San Bartolomé del siglo XIII, el Castillo Omeya, situado en otro cerro contiguo y muestra de los efectos del paso del tiempo, y la plaza de España, que alberga un espacio protegido de una despensa Ibero-Romana y los togados e inscripciones romanas dedicadas a personajes importantes del municipio de época flavia, Laminium.