Alhambra se asienta en un cerro milenario amesetado que se asoma a la planicie convertido en un mirador natural, con unos privilegios paisajísticos de autentica belleza que se pueden contemplar desde sus múltiples rincones preparados a tal efecto, desde los que divisar las más hermosas vistas y la inmensidad del Campo de Montiel, con el color rojizo de la tierra. Además de los miradores se recomienda la visita al Museo Arqueológico, donde se exponen numerosos de sus restos arqueológicos, el Museo Etnográfico, la Necrópolis Rupestre de las Eras de la época tardo-Romana a la Visigoda, la Iglesia de San Bartolomé del siglo XIII, el Castillo Omeya, situado en otro cerro contiguo y muestra de los efectos del paso del tiempo, y la plaza de España, que alberga un espacio protegido de una despensa Ibero-Romana y los togados e inscripciones romanas dedicadas a personajes importantes del municipio de época flavia, Laminium.
Castillo Omeya
Declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento en 1991
Una fortificación estructurada como una alcazaba. Se encuentra ubicado al oeste del núcleo de la población. Carece de foso, innecesario debido a la fuerte pendiente del promontorio troncocónico en que se halla enclavada. Tiene planta poligonal ovalada y sus ejes miden 32×22 m. Consta de tres niveles: un basamento asentado sobre los encrespados crestones rocosos de la cima, un cuerpo único de mampostería-sillarejo, el parapeto y las almenas, en buena medida derruidos. Asimismo, se conserva principalmente la puerta principal y el camino de acceso que está cubierto. Este camino protegido hacía las veces de barbacana con el muro exterior, al que bordeaba un amplio tramo. La puerta es una espléndida obra de cantería, siendo aún reconocibles varias marcas del cantero (T,X,V,N,…). En su parte posterior sobresale un arco apuntado. Sobre esta portada pasa la escalera de acceso al adarve. Debió de existir otra entrada al inicio del mencionado camino, pero ha desaparecido, al igual que las dependencias interiores de esta fortaleza. La superficie del espacio interno es de unos 600 m2, con un perímetro de 900 m. Únicamente cabe suponer que el suelo original estaba a un nivel más bajo que el actual, pues las saeteras se encuentran a ras de suelo. Dichas saeteras de sillares verticales que se distinguen del resto de la construcción por estar tallados en bloques de piedra de tonalidad más clara que los mampuestos dorado-rojizos con que se edificó este importante asentamiento militar. Dentro del castillo se han descubierto adobes, un pavimento de ladrillo (en el punto de unión entre la barbacana y la cortina principal) y abundantes restos cerámicos.
Ésta villa fue reconquistada en 1180 por Alfonso VII el Emperador, pasando a formar parte del patrimonio real en un primer momento, hasta que Fernando II la donó a la Orden del Monte Gaudeo de Jerusalén. Después de la batalla de Alarcos (1195) fue brevemente reconquistada por los árabes. A raíz de la victoria de las Navas de Tolosa (1212) fue tomada por el bando cristiano en 1214 y entregada por Alfonso VIII a la Orden de Santiago para su repoblación, que no pudo gestionar directamente esta amplía demarcación hasta bien avanzado del s.XII, pues seguía implicada en el enfrentamiento bélico contra los musulmanes.
La fortaleza, con sus dominios, fue cedida de forma vitalicia a un noble a fin a la Orden Jacobea, el conde Álvaro Núñez de Lara, durante el reinado de Enrique I, quien sancionó dicha donación en 1215 y estableció en 1217 unos extensos límites territoriales para este Señorío. Diversos privilegios concedidos al término de Alhambra lo engrandecieron, aumentando notablemente su población, con gentes que afluyeron desde las tierras del Norte. El Concejo adquirió entonces gran relevancia y riqueza, convirtiéndose en la segunda de las tres cabeceras del Campo de Montiel. Los cronistas de la época refieren que ponía cien lanzas (caballeros) a disposición del Maestre de Santiago para luchar contra el bando musulmán y su castillo jugó un importante papel de control militar. Al caer el conde de Lara en desgracia tras la premura muerte del rey, le fueron confiscadas sus propiedades. El Concejo de Alcaraz reclamó Alhambra, entre otros lugares, pero Fernando III resolvió entregarla a la jurisdicción de los caballeros santiaguista en 1243. La Orden reconstruyó el Castillo, levantando posiblemente una torre del homenaje y acondicionándolo para convertirlo en residencia del Comendador y sus representantes.
Iglesia Parroquial
Levantada sobre los restos de un templo romano
Parece que fue iniciada en 1217, aunque el siglo más relevante es el XVII, de estilo Barroco. Restaurada en diversas épocas casi reedificada. Según Portuondo, se levantó sobre los restos de un templo romano. Su planta de cruz latina de una sola nave con crucero, el aparejo de sus muros es de mampostería con machones y verdugas de ladrillo. En su puerta principal una portada renacentista con dos cuerpos, flanqueada por pilastras, con un arco de medio punto moldurado y un pequeño relieve en la clave, en el centro de éste se sitúa el segundo cuerpo formada por una hornacina avenerada y frontón curvo. En 1468 ya estaba bajo la advocación de San Bartolomé. En el interior del templo encontramos dos retablos del siglo XV y un sagrario de la misma época con un bajorrelieve de mérito y maqueados de buena labor. Las imágenes de San Bartolomé, San Antonio Abad de notable antigüedad, las de San Pedro y San Pablo, como también las imágenes de nuestra Señora la Virgen María bajo las distintas advocaciones, además de dos cuadros de Santo Tomás de Villanueva y de San Agustín. Debajo del altar mayor fue descubierta una cripta donde se hallaron enterramientos. Con dos accesos forman un espacio en forma de U, un muro medianero separa dos zonas, la del Evangelio y la de la Epístola. Su torre, casi exenta, es de planta cuadrada, de tres cuerpos, rematado en chapitel de pizarra. Alberga cuatro campanas, dos de ellas de indudable valor por su antigüedad, y por haber sobrevivido a su fundición en la guerra civil. Este cuerpo sustituye a otro anterior y que por su estado de conservación tuvo que ser demolida, era de planta ochavada más esbelta con un chapitel de madera, plomo y pizarra.
Museo Arqueológico
Más de 900 piezas, expuestas en 14 vitrinas organizadas por épocas históricas
En el año 1987, fue la primera vez que se recopilaron una serie de piezas que se expusieron en diferentes estancias de la localidad, hasta ser expuestas en el museo actual que fue inaugurado oficialmente el día 13 de Diciembre del 2003.
El hecho de que se pueda disfrutar de esta maravilla de culturas y civilizaciones expuestas ha sido debido al interés y a la ilusión de un grupo de personas que coincidían en que tanto la valiosa historia del pueblo, así como su antigüedad, debían de ser manifestadas, recopiladas y cronológicamente estructuradas, de ahí, la configuración de EL MUSEO ARQUEOLÓGICO: Una joya que se encuentra ubicado en el Centro Social, en una sala de 180 metros que se divide en dos espacios, una de época Prehistórica (Paleolítico y Edad del Bronce) y la otra de época Histórica (Época Iberorromana, Época Romana, Época Visigoda y Edad Media), entre ambas estancias hay un panel de localización y diversas fotos.
Es quizás uno de los museos más completos de la provincia, ya que posee en sus vitrinas, una gran diversidad de restos y piezas arqueológicas muy valiosas de cada una de las etapas más importantes de la Prehistoria e Historia de Alhambra y sus alrededores, contando incluso con Fósiles y piezas datadas en el Paleolítico, Edad de Bronce, Época Ibérica, Romana, Visigoda y Edad Media.
El museo cuenta con más de 900 piezas, expuestas en 14 vitrinas organizadas por épocas históricas, contando cada pieza con su nombre, todo ello acompañado por 15 paneles didácticos. Está dividido en dos espacios: una primera de Época Prehistórica, que contiene fósiles y piezas que pertenecen al Paleolítico y Edad del Bronce y la otra de Época Histórica con piezas Iberorromanas, Romanas, Visigodas, y de la Edad Media.
No dejen de contemplar la historia de tantas civilizaciones, culturas y en definitiva los orígenes de Alhambra, bellamente recopilados y expuestos en este su MUSEO PARA LA ETERNIDAD.
Datos de contacto:
Travesía del Calvario, 10 – Alhambra
Tfno. 926 356 806 (Ayuntamiento)
Horario:
Domingos de 11:00h a 14:00h.
Para el resto de días concertar cita previa contactando con el Ayuntamiento.
Entrada gratuita.
Museo Etnográfico
El germen de lo que hoy tenemos: agricultura, otros oficios, hogar y cocina, y otras colecciones
En el mismo edificio donde se sitúa el Museo Arqueológico, fue ubicado este museo. Una amplia e interesante colección procedente de una donación privada. Se ha recreado la estancia de una cocina con los objetos típicos que se encontraban, chimenea, muebles-alacenas. Pucheros y cazos. También se pueden ver objetos relacionados con la actividad que se desarrollaba como la ganadería, la agricultura, la caza.
El museo nos muestra la vida y tradiciones de nuestros antepasados, desde cómo era el trabajo en el campo hasta cómo se vivía en la casa, sólo por eso hay que pensar que lo que aquí encontramos ha sido el germen de lo que hoy tenemos, y de ahí su importancia.
El museo etnográfico se divide en cuatro secciones: agricultura, otros oficios, hogar y cocina y otras colecciones.
En la zona de “Agricultura” encontramos diferentes objetos que servían para las labores del campo. La pieza más llamativa de esta zona es el trillo, debido a que es una pieza muy grande y que solo se veía en las casas más poderosas. Hay muchos enseres que son conocidos por muchos de los visitantes del museo, puesto que en la actualidad se siguen utilizando, aunque en menor medida.
La sección de “Otros oficios” nos muestra diferentes trabajos relacionados con la agricultura, como la ganadería, la caza, la apicultura y otros como la carpintería o la fragua. En la ganadería, por ejemplo, podemos observar los objetos para hacer queso o los hierros de marcar el ganado, que se pueden utilizar aún. En esta misma sección, podemos encontrar una fragua antigua o una máquina para encalar las paredes, muy típica de esta zona. También vemos un banco de carpintería antiguo y algunas herramientas de este mismo trabajo.
En la zona de “Hogar y cocina” se ha intentado recrear una cocina típica manchega, poniendo una chimenea y alrededor unas sartenes y una mesa con brasero de picón, el cual daba trabajo a muchos alhambreños de entonces. También encontramos piezas poco conocidas en la actualidad, como un calentador de cama de madera o una cartilla de racionamiento.
Datos de contacto:
Travesía del Calvario, 10 – Alhambra
Tfno. 926 356 806 (Ayuntamiento)
Horario:
Domingos de 11:00h a 14:00h.
Para el resto de días concertar cita previa contactando con el Ayuntamiento.
Entrada gratuita.
Inscripciones y togados romanos
Estas inscripciones son un indicio fiable de que Alhambra contó con un anfiteatro y un templo
Con motivo de la construcción de la nueva plaza, se optó por la edificación de un templo romano, el cual alberga los togados y pedestales que siempre se habían conservado en los jardines de la iglesia. Los togados son de mármol blanco y portan túnica manicata bajo la toga, dispuesta según los estrictos cánones de la estatutaria imperial. Por sus rasgos pueden fecharse en el siglo I d. C. Las inscripciones probablemente sean la respuesta de los Preceptos de los ejércitos romanos que fueron alojados en eta población. Probablemente Alhambra fue escogida para alojar algunas legiones romanas, cuyos generales, en agradecimiento y conmemoración, ordenaron grabar estas inscripciones. Las menciones que estas inscripciones hacen de unos gladiadores y de una sacerdotisa son un indicio fiable de que Alhambra contó con un anfiteatro y un templo. En los anfiteatros se ofrecían a la población como diversión, actividades tales como luchas entre gladiadores, espectáculos con fieras, y en ocasiones, torturas y sacrificios humanos.
Necrópolis visigoda
Estimadas alrededor de 200 tumbas fechadas en la Alta Edad Media
Ubicada en la ladera sur del cerro, se conserva este impresionante conjunto funerario.
Las primeras referencias escritas a esta necrópolis rupestre proceden de las Relaciones de Felipe II, que mencionan la existencia de “sepulturas en las laderas del cerro labradas en piedra (…) con muchos huesos, calaveras de muertos y cuentas de azabache”.
Se ha estimado que este cementerio pudo contener alrededor de 200 tumbas fechadas en la Alta Edad Media, 24 de las cuales han sido excavadas con metodología arqueológica.
Los cadáveres documentados fueron inhumados en un sudario, pues carecen de hebillas de cinturon, calzado u otros elementos propios del vestido.
La existencia de numerosos clavos delata el uso de atúdes o parihuelas de madera.
La presencia de cal dentro de varias tumbas ha hecho pensar en defunciones debido a enfermedades infecciosas, cuyo contagio intentaba prevenirse aplicando al difunto cal viva como desinfectante.
Algunas tumbas presentan varios muertos en su interior, síntoma de una reutilización que puede reflejar vínculos familiares entre los difuntos, pero también limitaciones de espacio en el cementerio o penuria.
La mayor parte de las inhumaciones han sido abiertas y saqueadas. Por ello sus huesos han desparecido. Cuando alguno se conserva suele cerecer de conexión anatómica.
En esta necrópolis han aparecido tumbas ovales, rectangulares o trapezoidales, distribuidas de forma aleatoria. Aunque debieron contar con cubrición la mayoría se hallaron descubiertas, simplemente rellenas de tierra.
La presencia de canalillos de desagüe entre las tumbas y de una zanja perpendicular a las tumbas hace pensar en una organización del espacio cementerial.
Espacios musealizados
Yacimientos fechados entre comienzos del s. II a. C. y la primera mitad del siglo I. a. C
Debido a las excavaciones arqueológicas realizadas en el casco urbano hemos podido conservar y musealizar. Frente a la iglesia parroquial se puede ver lo que sería un aljibe romano, con unos potentes sillares. Al lado, lajas de piedra de lo que podría ser un enterramiento.
En la Plaza de España se pueden ver los restos de una bodega de una antigua vivienda iberorromana, dentro de la cual apareció un amplio repertorio cerámico. Este yacimiento se podría fechar entre comienzos del s. II a. C. y la primera mitad del siglo I. C. Se trata de un contexto arqueológico cerrado, perteneciente a un espacio arquitectónico mayor que ha desaparecido debido a las continuas remociones que ha sufrido este lugar, concretamente por la construcción de un escuela pública, hoy desaparecida.
Lavaderos
Antiguos lavaderos públicos
Los lavaderos es una construcción que presenta una planta rectangular, con ventanas orientadas al saliente y poniente, aprovechando al máximo la iluminación natural. Sus piletas se distribuían en un espacio central con grifos individuales. El edificio fue construido en los años 40 para evitar la distancia y el acarreo de mujeres que iban a lavar a la sierra. El agua se captaba del cercano pozo, del que aún se conserva la tubería de plomo.